El ataque de Hamas del 7 de octubre del 2023, y la guerra que estalló en Gaza poco después, encendió una ola de antisemitismo global que, en gran parte, es protagonizada por sectores de izquierda: pero en Estados Unidos existe un partido comunista trotskista que defiende a Israel.
Las actitudes anti-israelíes vienen marcando a dirigentes europeos como el congresista Jeremy Corbin, líder del Laborismo británico hasta su expulsión del partido en el 2020, y a presidentes latinoamericanos de izquierda como el colombiano Gustavo Petro y el brasileño Lula da Silva.
A menudo rayanas con el antisemitismo, las declaraciones de estos políticos son apenas ejemplos de la furiosa posición contraria al gobierno de Jerusalén de grandes sectores socialistas que se esconde detrás de de etiquetas como «anti-sionismo» y «anticolonialismo».
Estados Unidos no es la excepción, como se pudo ver durante las manifestaciones pro-palestinas que arrasaron las principales universidades del país desde poco después del ataque del 7/10 que dejó 1.200 muertos y decenas de secuestrados en el sur de Israel.
Aunque aseguraban estar pidiendo solamente el cese del fuego y asistencia humanitaria para los civiles palestinos atrapados por la guerra, este movimiento no pudo esconder sus profundas actitudes anti-israelíes y, especialmente, antisemitas.
Una llamativa excepción
Lo mismo ocurre con el ala izquierda del partido Demócrata, representado por las congresistas Alexandria Ocasio-Cortez, de Nueva York, Ilhan Omar, de Minnesota, y Rashida Tlaib, de Michigan, entre otros.
Y, por supuesto, es un problema que afecta a los «verdaderos» partidos de izquierda en Estados Unidos, como el de los Democratic Socialists of America, quienes piden públicamente la «liberación de Palestina desde el río hasta el mar».

Entrevistada por el portal Times of Israel, la historiadora Izabella Tabarovsky explicó que la irracional postura de los partidos de izquierda en casi todo el mundo tiene raíces en la vieja propaganda soviética.
Según Tabarovsky, los gobiernos comunistas de Moscú fomentaron las actitudes anti-israelíes como una manera de actuar contra los sentimientos sionistas de los judíos soviéticos. Los laboratorios de propaganda fueron efectivos y las consecuencias se sufren todavía hoy.
Pero hay una excepción a la regla y se encuentra en Estados Unidos. Se trata del Socialist Workers Party (SWP o Partido Socialista de los Trabajadores), que defiende el derecho de Israel a existir a rajatabla. (Y que no hay que confundir con el partido homónimo en Gran Bretaña, furiosamente anti-israelí).
El SWP pertenece a una tendencia internacional conocida como Pathfinder, que es el nombre no oficial de un grupo de organizaciones históricamente trotskistas y anti-estalinistas. A nivel internacional, son también decididos sostenedores del Partido Comunista de Cuba.
En el caso de Israel, varios artículos en su periódico, The Militant, dejan en claro su posición. «Los trabajadores de todo el mundo tienen un enorme interés en la victoria del gobierno israelí en su lucha a vida o muerte para evitar otro Holocausto», señaló una de esas notas.
Una amenaza «monstruosa» para Israel
Publicada poco después del enfrentamiento con Irán, en junio de este año, la nota de The Militant advirtió sobre una «monstruosa amenaza» para la existencia de Israel que «fue anunciada por el pogrom» del 7/10, «organizado conjuntamente por el régimen de Teherán y Hamas».
Los líderes del SWP encontraron la forma de apoyar a Israel sin expresar simpatías por el gobierno capitalista de Estados Unidos.

Apuntando sobre las incursiones ordenadas por el presidente Trump durante la guerra de junio, estos comunistas trotskistas afirman que «los ataques aéreos y submarinos con misiles de Washington contra Irán no tienen nada que ver con la batalla de vida o muerte de Israel».
«Al contrario -remarcan-. El objetivo de los gobernantes estadounidenses es fortalecer su dominio sobre los países de la región para explotar sus riquezas naturales y el trabajo de millones de árabes, judíos, kurdos, drusos, yazidíes y otros pueblos».
Es que, como buenos comunistas, los miembros del SWP no apoyan estados capitalistas. En el caso de Israel se encargan de precisar que no están a favor del gobierno de Jerusalén sino del derecho del pueblo judío a tener su propio territorio e impedir un nuevo Holocausto.
Hablando con el portal estadounidense The Jewish News, un dirigente del capítulo californiano del partido, Eric Simpson, afirmó que, al contrario de lo que dicen muchos líderes izquierdistas, la creación de Israel «no es un proyecto de las potencias imperialistas».
El estado moderno de Israel, continuó, surgió como «una solución desesperada para el pueblo judío, que necesitaba refugio» después de las matanzas perpetradas por los nazis en Europa.
«Si Israel fuera un estado colonizador y las potencias imperialistas hubieran querido meter a un grupo de judíos (en la región) para convertirlo en un país europeo, no habrían impedido que los judíos fueran a Palestina» en los años del Holocausto, completó.