El Technion propone una revolución energética… basada en agujeros
¿Y si la próxima revolución energética no dependiera de nuevos metales o combustibles, sino… de pequeños «agujeros»?
Investigadores del Technion creen que las estructuras porosas -esos materiales llenos de diminutas cavidades, inspiradas muchas veces en patrones de la naturaleza- podrían cambiar todo: desde la eficiencia de los chips hasta la potencia de las baterías y la durabilidad de los implantes médicos.
En el nuevo estudio, el equipo liderado por el profesor David Eisenberg y el doctor Eliyahu Farber propone una hoja de ruta para entender cómo estas estructuras «de materia y vacío» pueden transformar la forma en que producimos, conducimos y almacenamos energía.
El trabajo -cuyos resultados fueron publicados en la revista especializada Science– conecta avances en química, computación, biomimética y materiales, y busca ofrecer un marco común que acelere la próxima generación de tecnologías energéticas.
Según los investigadores del Technion, que tiene su base en Haifa, en el norte de Israel, el futuro de la energía pasa por avances tecnológicos en materiales porosos, cuya influencia se extiende a campos tan diversos como los sistemas de cómputo o la ingeniería biomédica.
Los descubrimientos, afirmaron desde la universidad israelí, presentan un plan de largo plazo para la evolución del sector energético.
Un camino «fascinante»
Eisenberg y Farber explicaron que los materiales porosos ya son ampliamente utilizados en el mundo de la energía: desde la extracción de combustibles a gran profundidad hasta la conducción de carga eléctrica en baterías.
«Representan un punto de encuentro fascinante entre el ser y la nada, entre la materia y el vacío», dijo Eisenberg. «Cada una de estas ‘partes’ puede conducir energía, ya sea en forma de materia, carga eléctrica, calor, radiación o incluso presión mecánica», remarcó.
Los materiales porosos son un bloque fundamental de la mayoría de las tecnologías usadas para producir, convertir y almacenar energía. Los investigadores del Technion sostienen que mejorar esas tecnologías requiere diseñar de manera inteligente y precisa la estructura porosa adecuada para cada aplicación.
Ese diseño optimiza el transporte de masa y carga dentro del material, mejorando así la eficiencia energética del sistema.
El equipo analizó una serie de tecnologías avanzadas, incluidas estructuras biomiméticas inspiradas en la naturaleza, para identificar tendencias en la evolución de estas arquitecturas porosas en distintos campos tecnológicos.
Entre las aplicaciones futuras posibles de esta «revolución de los agujeros» se encuentran la fabricación de chips basados en materiales porosos -lo que podría reducir el consumo energético de sistemas electrónicos e informáticos- y nuevas formas de absorber energía mecánica en articulaciones implantadas.












