No siempre queremos saber la verdad, pero tampoco soportamos no saberla. Un estudio de la Universidad de Tel Aviv reveló cómo, frente a información que puede herir —desde un diagnóstico médico hasta una caída financiera—, las personas toman decisiones guiadas menos por la razón que por la necesidad de protegerse del dolor.
El estudio parte de una idea simple y muy reconocible: cuando una verdad puede golpearnos fuerte, cada persona encuentra su propia forma de manejarla. Algunos prefieren no mirar, y otros necesitan saberlo todo, incluso sin que eso cambie nada. Para los investigadores, estas decisiones no tienen que ver con desinterés, sino con cómo intentamos protegernos emocionalmente.
El equilibrio entre verdad e incertidumbre
Liderado por el profesor Yaniv Shani junto con el profesor Marcel Zeelenberg, ambos de la Universidad de Tel Aviv, la investigación mostró que nuestras decisiones respecto de la información —enfrentarla o evitarla— no son solo funcionales, sino profundamente emocionales.
De manera constante, señalaron los académicos israelíes, las personas oscilan entre el deseo de saber y el impulso de protegerse, evaluando qué resulta menos doloroso: conocer la verdad o permanecer en la incertidumbre.
Contrariamente a la visión más extendida, que asocia la «ignorancia voluntaria» principalmente con la evasión de responsabilidades morales hacia otros, el trabajo —cuyos resultados se publicaron en la revista Current Opinion in Psychology— ofrece una explicación más amplia.
En muchos casos, las personas evitan información —y en otros la buscan de forma deliberada, incluso cuando es dolorosa— como una forma de regular sus emociones y manejar la sobrecarga psicológica.
Entre los comportamientos más habituales, los investigadores señalaron que muchas personas postergan el acceso a información relevante por temor a sus consecuencias emocionales. Ejemplos frecuentes incluyen no revisar resultados de estudios médicos antes de un viaje o evitar mirar el estado de una cartera de inversiones durante una caída del mercado.
Retrasar el momento de la verdad
Se trata de una conducta que no refleja desinterés, sino el deseo de retrasar el momento de confrontar una verdad difícil, indicó el reporte de la Universidad de Tel Aviv.
Sin embargo, el estudio identifica también una conducta opuesta que responde al mismo mecanismo emocional. En contextos de incertidumbre, las personas tienden a buscar activamente información dolorosa, incluso cuando no ofrece ningún beneficio práctico.
Un ejemplo común es el de los consumidores que revisan el precio de productos que ya compraron, aun sabiendo que la decisión no puede revertirse.
La investigación descubrió que ese fenómeno fue especialmente visible tras el ataque del 7 de octubre del 2023 en Israel, cuando muchas familias buscaron conocer el destino de sus seres queridos, aun siendo conscientes de que la información podía ser devastadora: en esos casos, la incertidumbre resulta más difícil de soportar que el dolor de saber.












