El clima de la Tierra está cambiando más rápido de lo que esperábamos: un estudio dirigido por el Instituto Weizmann, de Israel, reveló que las tormentas en el Hemisferio Sur ya alcanzaron los niveles de intensidad que se preveía que iban a ocurrir recién en el año 2080
Hasta ahora, los modelos climáticos proyectaban una intensificación de las tormentas invernales causada por el hombre solo hacia fines de este siglo.
En el nuevo estudio, encabezado por el doctor Rei Chemke, del Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra del Weizmann, se compararon simulaciones de modelos climáticos con observaciones de tormentas actuales.
Su descubrimiento fue sombrío: quedó claro que la intensificación de tormentas en las últimas décadas ya alcanzó los niveles proyectados para el año 2080, remarcó el informe de la universidad israelí, que tiene su base en la ciudad de Rehovot.
«Una tormenta de invierno es un fenómeno meteorológico que dura unos pocos días», explicó Chemke.
«Individualmente -continuó-, cada tormenta no tiene mucho peso climático, pero su efecto a largo plazo se hace evidente cuando se evalúan los datos recopilados durante largos períodos».
Acumulativamente, señaló el reporte, estas tormentas tienen un impacto significativo, afectando la transferencia de calor y humedad dentro de la atmósfera, lo que en consecuencia afecta las diversas zonas climáticas de la Tierra.
«Un ejemplo de esto es el papel que juegan las tormentas en la regulación de la temperatura en los polos de la Tierra», apuntó el académico israelí. Y, las tormentas de invierno, precisó, «son responsables de la mayor parte del transporte de calor desde las regiones tropicales hacia los polos».
La intensificación colectiva de estas tormentas, alertó, «genera una amenaza real y significativa» para las poblaciones del Hemisferio Sur «en las próximas décadas».
«Se requiere una intervención rápida y decisiva para detener el daño climático» en el Hemisferio Sur
En su laboratorio en el Instituto Weizmann, Chemke investiga los mecanismos físicos que subyacen al cambio climático a gran escala. En este estudio, el científico buscó comprender si estos cambios en los patrones climáticos fueron causados por factores externos (como la actividad humana) o si fueron el resultado de fluctuaciones internas.
Junto a investigadores de la Universidad de Princeton y del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Chemke analizó modelos climáticos que simulaban patrones de intensificación de tormentas bajo la influencia aislada de causas climáticas internas, sin impacto externo.
Así fue que demostraron que, en los últimos 20 años, las tormentas se han intensificado más rápido de lo que puede explicarse solo por el comportamiento climático interno.
La investigación, cuyos resultados fueron publicados en la revista Nature Climate Change, tiene varias implicaciones.
En primer lugar, muestra que no solo las proyecciones climáticas para las próximas décadas son más graves que las evaluaciones anteriores, sino que también sugiere que la actividad humana podría tener un impacto mayor en el Hemisferio Sur de lo que se había estimado previamente.
«Esto significa que se requiere una intervención rápida y decisiva para detener el daño climático en esta región», apuntó el informe del Weizmann.
En segundo lugar, concluyó el reporte, «es necesaria una corrección del sesgo en los modelos climáticos para que puedan proporcionar una proyección climática más precisa en el futuro».